Bogotá recibió primera certificación mundial por atención a ataques cerebro vasculares (ACV)​​

Bogotá recibió primera certificación mundial por atención a ataques cerebro vasculares (ACV)​​

Durante el XXVI Congreso Iberoamericano de Enfermedad Cerebrovascular, que se realiza actualmente en esta ciudad, la World Stroke Organization certificó a Bogotá por la creación de la Red Público Privada de atención al ACV, la primera red de este tipo que se reconoce a nivel mundial por su trabajo para enfrentar los impactos que produce un ACV en la salud de los habitantes del Distrito Capital.

La certificación, que fue recibida por el secretario distrital de salud Gerson Bermont, se convierte en un reconocimiento al esfuerzo que se viene adelantando desde la Subred Integrada de Servicios de Salud Norte que, en articulación con la Fundación Santa Fe, viene reduciendo brechas de acceso a los tratamientos de ACV en el Distrito, con un modelo de atención público-privado que permite ampliar la cobertura en atención.

“Este es el resultado de un trabajo conjunto que vamos a replicar por toda la ciudad, para garantizar que el esfuerzo de especialistas, investigadores, gestores en salud, los hospitales públicos y privados, la industria y las asociaciones de pacientes se pueda aplicar en todos los programas que se manejan contra el ACV, en cuanto a la prevención, tratamiento y rehabilitación”.

La red de ACV que hoy funciona ya con más de 56 pacientes atendidos en el norte de Bogotá será replicada en los otros sectores de Bogotá, con el objetivo de reducir el impacto que generan las discapacidades que afronta un paciente que sufra un ACV y las implicaciones sobre el ámbito familiar y la economía en el hogar.

Con este trabajo interinstitucional el modelo de atención en salud MAS Bienestar se implementa para asegurar que a cada ciudadano se le ofrezca la atención requerida, de acuerdo a sus propias necesidades y con una atención primaria que no le requiera traslados en largas distancias.

El ACV es la tercera causa de muerte después de las enfermedades isquémicas del corazón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y se estima que la tasa de mortalidad por es de aproximadamente 20-25 por cada 100 mil habitantes, siendo las personas mayores de 65 años las que presentan un riesgo considerablemente más alto de sufrir esta enfermedad.

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